Llegó uno de los días más temidos
por los lanzaderos. Después de dedicar muchas horas del fin de semana a redactar
un buen perfil profesional con mayor o mejor acierto, hoy toca exponerlo en
público. Ya conté en otra entrada en qué consistía el “Elevator Pitch”, hoy os
dejo una entrada de la socorrida Wikipedia por si puede arrojar más luz sobre
el asunto.
https://es.wikipedia.org/wiki/Elevator_pitch
Uno a uno, vamos saliendo al
estrado como auténticos valientes, sin la muleta de lo que escribimos sobre
nosotros mismos para que nos sirva de ayudita en algún momento de despiste. Es
mejor así, porque lo que queremos conseguir es la naturalidad con la que hablan
de sí mismos los que se conocen bien. Los nervios y la inseguridad campan a sus
anchas durante casi todo el ejercicio: dos minutos en los que hay que convencer
a un empresario para que nos haga una entrevista o nos pida nuestro contacto.
Algo que deje huella y nos posicione para un puesto de trabajo en su organización.
Por si el martirio fuera poco, nos grabamos en vídeo, con el consiguiente
aumento de la intranquilidad al saber que hay una cámara registrando todas
nuestras palabras y movimientos.
Finalizado el turno de
exposiciones llega el tiempo de visionar las piezas que hemos grabado,
analizarlas y, por supuesto, criticarlas de forma constructiva para poder
subsanar errores. La gesticulación, la mirada, el contenido, la expresión oral,
el aplomo, la ilusión con la que exponemos nuestros valores profesionales y personales…
todo cuenta, así que el debate y la puesta en común es imprescindible. Nuestra
segunda sesión de “Elevator pitch” se desarrollará justo dentro de un mes.
Esperamos haber mejorado, trabajaremos duro para ello.
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