jueves, 28 de abril de 2016

Taller de Comunicación.


La formadora del CADE-Huelva Susana Muñoz nos propone hoy un taller sobre la comunicación. Susana ya estuvo con nosotros en el taller de creatividad, que nos aprovechó mucho y en el que lo pasamos muy bien. A lo largo de esta jornada subrayaremos que la capacidad de transmitir es fundamental para que exista una buena comunicación.
 
A través de la dinámica del balón imaginario descubrimos que todos comunicamos mejor cuando sentimos lo que decimos, cuando hablamos de lo que amamos, de lo que mejor conocemos. Formamos un corro y hacemos una pequeña presentación sobre quiénes somos y qué cosas nos gustan de verdad. Cuando acabamos, entregamos a uno de nuestros compañeros un objeto imaginario que simbolice nuestra pasión. Hubo balones de fútbol, gafas de sol, chocolate, discos de vinilo, zapatillas de deporte, billetes de avión… Una inmejorable manera de romper el hielo, la verdad.

Una vez metidos en harina, desarrollamos la segunda dinámica, esta vez algo más comprometida. En pequeños grupos elaboramos tres supuestos en los que definir y aplicar los elementos de la comunicación: emisor, receptor, canal, mensaje y fin. Es entonces cuando nos damos cuenta de que no todos los procesos comunicativos son iguales. Es importante adecuar esos elementos para conseguir una comunicación óptima. Hay que poner en una misma línea al receptor, al mensaje y al objetivo para conseguir nuestro fin.

Para la tercera dinámica, nos sentamos por parejas y ensayamos una charla insustancial que reveló la importancia de la comunicación no verbal en una conversación o en una entrevista de trabajo, algo más acorde con nuestra labor. Así, averiguamos que nuestra mirada no tiene que ser excluyente, sino que, cuando hablemos, tiene ir directamente a los ojos de nuestro interlocutor porque eso denota seguridad en nosotros mismos. Los gestos son, en gran medida, una manifestación de nuestro subconsciente. Por ello, pueden delatar intenciones, manifestaciones o creencias en absoluto convenientes en un proceso de selección.

El tono de voz también cuenta. Hablemos de manera relajada, natural y distendida, enfatizando lo justo, aquello que creamos que sea de importancia definitoria para nuestro interés. Sonriamos. Adoptemos una actitud próxima con nuestro reclutador, sincera y abierta; pero no nos pasemos en el contacto físico, no somos amigos. Proyectemos lo mejor de nosotros mismos, tanto en lo intelectual como en lo físico, sin parecer impostores. Adoptemos una apariencia adecuada al puesto que nos gustaría desempeñar en la empresa que nos entrevista. Ni que decir tiene que la higiene personal tiene que ser impecable. Pensemos cinco minutos en el atuendo con el que vamos a comparecer. Actuemos, en fin, guiados siempre por la comodidad, la naturalidad y la prudencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario