martes, 5 de abril de 2016

Cuatro compañeras insertadas.


La maratón de coaching queda algo lejos, así que la mañana empieza con una breve recapitulación de las sensaciones vividas el jueves pasado y con un breve resumen de los talleres. Estuvimos en dos talleres separados y había que ponerlo en común, aunque fuera de pasada, ya que los contenidos eran bastante similares.

Es cierto, tal y como terminaba la entrada anterior, que la puerta del CADE de Huelva era un hervidero de satisfacciones. Cualquiera que pasara por allí podría haber supuesto que salíamos de tomarnos el aperitivo y no de trabajar, por la efervescencia anímica que nos poseía a todos. Y no es menos cierto que, cuando cada uno llegó a su casa y recapacitó sobre lo dicho, oído y actuado en la maratón, sintió la necesidad de reflexionar con algo más de calma y profundidad. La inquietante llamada de la conciencia. Y es que los talleres han servido para algo más que para habernos dicho lo competentes, responsables, especiales y empáticos que somos. Han servido para remover un poco el pasado de cada uno y de ponernos en la drástica situación de tomar una decisión sin vuelta atrás. Debemos comenzar a cambiar ya, a asumir el positivismo que proyectaban los talleres del jueves, a cambiar de una vez la actitud, sin reservas de ningún tipo, para enfocar todas nuestras fuerzas y energías a buscar trabajo. A desmarcarnos de los demás utilizando las herramientas que vamos a encontrar día a día en la lanzadera para acercarnos a la consecución de un trabajo, mostrando lo mejor de nosotros mismos. Y eso necesita madurarse. En ello estamos.

Mientras tanto, los comités continúan con su tarea y comienzan las sesiones individuales de coaching con la coordinadora del proyecto. De su encuentro con Ana, cada uno sacará sus propias conclusiones y sus propias tareas que acometer. Encontrará sus propias fuerzas que potenciar y sus debilidades que resolver. Y que nadie dude del éxito de este proyecto. En un mes ya son cuatro las compañeras que han encontrado trabajo. En la jerga lanzaderil, ya tenemos cuatro “insertadas” en el mercado laboral. Para ir supliendo su falta, desde hoy contamos con la ayuda de una nueva tripulante: Giuliana.

 

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